Un poema (feminista)
Me temo que acabo de escribir otro artículo feminista
con la palabra interseccional
Y que tengo el garaje lleno de lesbianas
Organizando un escrache
Hoy he hecho algún video contra los hombres
Que escriben sobre las mujeres
en el Día de la mujer
Y me han vuelto a decir trastornada
Y fea y sucia y absurda y fanática
Pero estamos construyendo poder
desde lo frágil
lo roto lo quebrado
Y aún así
Cómo nos esforzamos
O nos gustaría pensar que nos esforzamos
En ser buenas compañeras
Todos los días
De verdad lo intentamos
Sé que mañana mi madre
va a mandarme un mensaje
Diciendo lo de nuestras energías ancestrales
Que corren de ellla hacia mí
Y me escribirá
que ha llorado con uno de mis artículos
Porque siente
que cada palabra mía es un trozo de mí
Ahí expuesto
maloliente
Y eso le da miedo
y a veces le da orgullo
Pero si no escribiera sobre el dolor
cómo podría escribir sobre la revolución
No podría ni soñar con hacerla
Ella me lo enseñó
Papá me enseñó a escribir
Mamá me dio todos los temas
Ser mujer
Eso qué es
Es lo de esta mañana
Cuando lo he dejado dormir
Cuando la he levantado
Y yo misma me he arrastrado
Hacia la luz
Despertar para hacerme cargo
Eso también es la revolución
Cuando nos escuchamos
Eso se acerca a una definición
Cuando hablamos de esas personitas
En nuestras cabezas
Que nos llaman fraude
Nos decimos que vamos a sanar
Y le he llenado a él la jarra de agua
Para que no se deshidrate
Y le he preguntado a Kathe
Cuál es el proyecto de ley
Que hay que empujar
Ese contra la apología de la violencia de género
Y he reído con mi hija
Porque ayer le vino la regla por primera vez
Y hoy ha gritado divertida en su clase
Que le duelen los ovarios
A cada hombre, a cada mujer
Como en la canción de Seru Giran
“Yo canto para mostrarte que sangro igual que vos”
Me la mandó porque dice que es una canción
que le pareció que hablaba de sí mismo
de revisarse
de liberarse de “las cadenas negras de ideas y palabras”
Y de lo que nos ama
Y mañana voy a apretar fuerte la mano de ella
Cuando nos miremos a los ojos
Entre todas esas que miran igual que nosotras
Hacia adelante
Con los corazones en las bocas
Me temo que acabo de escribir
otro artículo feminista.
*este poema fue publicado en Facebook el 8/3/2019 y no pertenece al poemario en cuestión.
****
Había hecho demasiadas cosas por ti
Once I wanted to be the greatest
Cat Power
toqué varias puertas
antes de dar con la correcta
y ahí estaba él
oculto en la buhardilla que nos habían conseguido
para pasar la noche juntos
era un viejo amigo de la universidad
yo recordaba haber leído sus poemas
como un murciélago recuerda a otro
el asco que produce en los demás
sus vuelos de mamíferos oscuros
sabía que él estaba triste
yo también
miré de reojo la cama donde íbamos
a dormir calculando si cabríamos
colgados de las patas
sin rozar las finas membranas
de nuestras tristezas
la chica que amaba
lo había vuelto a abandonar
y por alguna razón
por la misma razón
quería retenerla por última vez
solo decía que era hermosa
y había hecho demasiadas cosas por él
desde la ventana se veía un patio en el que las hojas
temblaban después de la lluvia y de nuestros pasos
él se inclinaba hacia el vacío pensando que tarde o temprano saldrían de allí las falsas
revelaciones
de repente hablaba y sacudía sus lágrimas
antes de que pudiera verlas
esperando que yo dijera algo más o menos sensato
lo escuché
nunca había escuchado tanto a alguien
y cuando pude hablar
le conté una historia y pensó
que era más triste que la suya
lloró también por mí
sin honor
cuando se hizo de noche
los amigos y yo lo arrastramos al bar de los africanos
me dijo que le sorprendía que pudiera disfrutar
y entonces le conté otra historia:
hubo un tiempo en que quise ser la mejor
ahora ya no me atrevo
le dije
puedo permanecer muchas horas
mirando cautivada lo que no seré
lo que no tendré solo por pedirlo
lo que no escribiré
puedo cortarme los brazos
y bailar sobre mi sangre
lo llevé a casa y lo tapé hasta el cuello
debíamos dejar la buhardilla muy temprano
y eso hicimos
arrastrando nuestras maletas
no teníamos a dónde ir
ninguno de nuestros amigos contestaba el teléfono
y cuando me di cuenta ya debía tomar un vuelo
hacia mi vida
hacia lo que quedaba de mi vida
y ya no parecía tan valiente
****
Pelos
me estoy quedando calva
cada día pierdo doscientos pelos
son largos mechones que escondo en mis bolsillos
como ovillos negros de una tejedora indolente
dicen que es el estrés o el agua
pero no sé
por ejemplo
si caen al suelo forman efímeros mapas hacia ninguna parte
o quizá sí
llevan a una especie de bosque inanimado
como una telaraña que es en realidad un cementerio de pelos
o a lo mejor a un país donde toda la gente lleva pelucas de cabellos ajenos
y sonrisas terroríficas
me estoy quedando calva por su culpa
mis amadas hebras se deslizan por calles y habitaciones
como ríos sucios
sobre mi cara de pez loco de angustia
cuando la última pelusa vuele a su destino
yo habré llegado
a dónde
****
Hago una vida de puntillas
hago todo de puntillas
como un animal tímido
uno de esos que bailan ballet en el bosque
pero ponen cara de tener miedo a todo
un venado o algo parecido
al que sus colegas de los árboles
le dicen: nos la estamos pasando
en grande
¿estás cansado o qué?
abro de puntillas la refrigeradora
bebo coca cola de la botella
los vasos hacen demasiado ruido
eructo para adentro
me acaricio las tetas
bajo mi dulce pijama de chiflada
y me siento Philip Seymour Hoffman
el diablo sabe qué es esto
de susurrar al fantasma del columpio
de reír como Carson McCullers en las fotos
pero yo no apesto a alcohol
ni tengo blusas blancas
con cuellos bien planchados y gotitas de sangre
me siento ante esta misma pantalla
siempre busco lesbianas asiáticas
o besos larguísimos o tetas grandes bamboleándose
hoy descubrí que me gustan los masajes
vi uno en que una vieja masajista tailadesa
masajea en silencio a una rubia silenciosa de Private
es por lo mismo
que me gusta hacerme la muerta
cuando tengo sexo
siempre estoy de puntillas
como una mosca en la muñeca de mi hija
Un día en la vida de
Para Rocío
en 1997 entregué mi trabajo sobre Pushkin en el aula
de la rotonda universitaria
en mi corazón aún habitaba el Cocodrilo Gena
como en lo profundo de una fosa común
mi profesora de literatura rusa era una de esas criaturas gruesas eslavas y severas
toda la historia de Rusia viajando en las estaciones de su rostro
como si llevara mucho tiempo encerrada con una cuchara escondida en la bota
ella intentaba explicarme por qué Pushkin
no había podido ser Lord Byron
por qué ni en Rusia ni en su corazón podía sostenerse
algo como el romanticismo inglés
tú tenías ¿9 años? esos días y es posible que jugaras
entre los árboles caídos
a hacerte pequeñas heridas
con los troncos melosos de la barraca
¿te limpiabas como yo la sangre con las hojas dentadas
o habías aprendido ya a lamerlas?
tu padre
estoy segura
se ponía una medalla
por cada una de tus pestañas muertas en combate
mientras tú pequeño ratón del campo
ya peleabas con el espectro prusiano que dormía dentro de su uniforme y preparabas la huida del gulag
la costra que crecía como espuma helada bajo tus zapatos
te convirtió en una nativa del Volga
mi padre en cambio disimulaba muy bien
los remiendos de su propio uniforme
enviándome postales desde la Ciudad Imperial
con caras de niñas indígenas parecidas a mí
pero más pobres y más felices por las que había que luchar
en esas postales me hablaba de las injusticias de nuestro país
mientras sus amantes me acosaban por teléfono
mis nuevas madres engañadas con sus placentas peludas
me hicieron también fuerte para el futuro
un día cruzaría con ellas los Urales y las dejaría atrás
y así lo hice y entonces solo me siguieron los lobos y los linces
a lo lejos vi un día a mi maestra de literatura rusa
tapándose un ojo con la cuchara
y Pushkin habló en el más maravilloso ruso conocido:
«en este siglo abominable es el hombre en todas partes
tirano, traidor o prisionero»
y no fue difícil entender que hablaba de todos ellos
durante años tuve sobre mi mesa de noche
un ejemplar de Un día en la vida de Iván Desinovich
la lámpara que parecía el cuello roto
de un cisne indoeuropeo
iluminaba las palabras en mis ojos: «mantén la cabeza erguida»
el lema de los revolucionarios cuando caen y no mueren
algo que se dicen a sí mismos los guerreros
y gritan los generales
a sus soldados en las filas enemigas
recuerdo ese día
el día en la vida de un hombre prisionero
al que solo le queda la dignidad y un plato vacío de hojalata
un día casi feliz en una cárcel
sin percances
sin nada que lo ensombreciese
un día magnífico después del cual uno se duerme satisfecho
recuerdo no saber a qué temer más
si al instinto de supervivencia
o a la hojarasca de las resignaciones
o a las ratas
y por encima de todo
recuerdo que pensé en las moscas fuera de la ventana estrellando sus cabezas contra el cristal
creyéndose dentro cuando estaban fuera
cada vez más enloquecidas por conocer
el otro lado de la nada
cuando estaba pensando una vez más en esto apareciste tú
y en pocos días quemamos en una sola pira
todos los temperamentos insignificantes
que conocimos en nuestro camino hacia el Mar Negro
te dije que no te había querido de inmediato
al verte por primera vez
y no era verdad
no te mentí
solo no lo sabía hasta ahora
como no sabía tantas otras cosas que luego supe
como no sé mucho de lo que nunca sabré
recuerdo haber pensado tiempo atrás
y a lo largo de mi vida anterior
en Iván Desinovich y en cómo se vería el cielo estrellado
sin focos ni alambres de espino
después de ocho años en Kok Kerek
y entonces supe por fin que se vería así
exactamente así
como lo veo contigo
Epílogo
Ejercicios para el endurecimiento del espíritu
Para Jaime
1
hace muchos años Juan Manuel Roca me dijo
chupando un puro
que la guerra es lo que viene después de la posguerra
esa tarde en el bar Casa de citas
de Bogotá
un moribundo pegado a su tanque de oxígeno
tocaba el piano como si fuera nuestro rehén
«intentar cambiar la realidad con la poesía
es como intentar descarrilar un tren
atravesándole una rosa
mejor cambiar la vida que el mundo»
decía
y yo pensaba en cómo deformar una frase perfecta
de Flaubert para decir lo mismo y que parezca mía:
cuántos holocaustos más necesitará el arte
para estar gordo y callado
nunca te conté que Roca vino a esuchar mis poemas
lo invito Piedad
no sé por qué no te lo conté
hay tantas cosas que te cuento que no importan en lo absoluto
y hay cosas que no me he molestado en ocultarte
¿no te parece extraño eso?
vivir es como escribir un libro olvidado por todos
Roca vino a saludarme al final de la lectura
envuelto en ese oscuro plasma
que solo tienen los que acaban de nacer
o los que ya han muerto
estaba tan sucio
como si hubiera escrito sobre desiertos o piedras
con unos dedos terribles
a veces pienso que salir de un poema
es como volver de un lugar del que no se vuelve
ni más joven ni más viejo
fingió acordarse de mí y yo me quedé demasiado quieta
golpeada por la repentina conciencia
de que llevaba años sin leerlo
y de que no tenía nada que decirle
cuántas cosas habrá escrito en ese tiempo
cuántos poemas dejó de escribir
quién habrá ganado la guerra desde entonces
desde que leí su arenga:
nunca fui a la guerra, ni falta que me hace
porque de niño
siempre pregunté cómo ir a la guerra
y una enfermera bella como un albatros
una enfermera que corría por largos pasillos
gritó con graznido de ave sin mirarme:
ya estás en ella, muchacho, estás en ella.
2
Leímos casi juntos Claus y Lucas
¿Recuerdas ese pasaje titulado
«Ejercicio de endurecimiento del espíritu»?
la vieja avara de la abuela insulta a los hermanitos
les dice «hijos de perra» y cosas peores
al principio ellos sufren enrojecen se descomponen
pero con el tiempo se dan cuenta de que de tanto oírlas
ya no les entran al cerebro ni a las orejas
deciden entrenarse resistiendo cada día mejor
las palabras más atroces
un día salen a la calle y le piden a alguien que los insulte
comprueban que ya no les afecta en lo absoluto
que pueden permanecer indiferentes
pero hay un problema: todavía recuerdan las palabras antiguas
las palabras de amor que solía decirles su madre
«queridos míos mis amorcitos mi vida
mis pequeños adorados»
cuando las recuerdan sus ojos se llenan de lágrimas
esas son las palabras que tienen que olvidar
se dicen
porque ya nadie volverá a decírselas
entonces dan comienzo a un nuevo ejercicio:
se les ocurre repetirlas una y otra vez
todas esas frases de amor
las repiten muchas veces
hasta agotar su significado
tantas que consiguen que ya no duelan
a veces pienso que eso es ganar la guerra
y otras veces pienso que es perderla
3
te he enviado hoy una entrevista a Agota Kristof en la que dice:
«no me interesa la literatura»
en la foto está en pijama o en algo muy parecido a un pijama
en el artículo cuenta que ya no escribe
desde que no consiguió escribir un libro que deseaba escribir
ya no escribe
la autora de Claus y Lucas ya no escribe
para mí la escritura es demasiado importante como para hacer
algo que no me guste
y no creo que me salga ya nada mejor de lo que escribí
¿para qué empeñarse?
tuve tres hijos y estuve casada dos veces
nada de eso me impidió escribir
quizás la fábrica…
ahora tengo todo el tiempo del mundo y no lo hago
hoy ve la tele y se levanta tarde
le encanta dormir
y a veces sueña que vuelve al colegio
o que se ha casado de nuevo
lee novelas policiales y luego no se acuerda de los nombres
de los autores de esas novelas
¿no es maravilloso también perder la guerra?
pero alguien me lo dijo ayer:
Gabriela, estás en la edad de ser valiente
así que lo seré