Natalia Rozenblum
(Buenos Aires, 1984)
Estudió filosofía en la UBA, es propietaria de la librería La Vecina Libros y lleva más de una década dictando talleres de escritura. En 2017 recibió una mención en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires por Baño de damas, novela inédita, en 2018 publicó Cuaderno de escritura y en 2019, Cuaderno de creatividad, ambos libros destinados a ejercitar la escritura y la creatividad.
UN VIAJE AL UNIVERSO DE NATALIA ROZENBLUM
● El primer libro que me marcó fue…
Es difícil pensar en «el» primer libro, pero uno de los primeros fue Un mundo feliz de Huxley. En su momento, lo leí releí hasta memorizar frases.
● Mi top 3 de libros este año.
El viaje inútil, de Camila Sosa Villada; Primera persona, de Margarita García Robayo; y La sal, de Adriana Riva.
● El libro que no terminé nunca.
Narciso y Goldmundo, de Hesse. Llegué tres veces hasta la página 171.
● El que cambió mi forma de entender la literatura.
Todos los libros de Girondo y de Puig.
● El libro que más me decepcionó —y el que más me sorprendió—.
Supongo que decepcionan libros de autores o autoras a quienes una admira, así que no podría nombrarles. Aunque tampoco lo vivo como decepción. Y me sorprenden muchos, creo que ambas cosas —la sorpresa y la decepción— tienen que ver más con una que con el libro como algo en sí mismo.
● Tres escritoras y un escritor.
Sharon Olds, Claire Keegan, Anais Nin y Philip Roth.
● El libro que me hubiera gustado escribir.
La conjura de los necios. Crear y convivir con ese personaje y construir ese humor desopilante me parece increíble. Adoro haberlo recibido como lectora también.
● Mi pasión culpable literaria.
Las revistas de farándula me parecen muy buena literatura.
● Mi mayor deuda literaria, ese que no leí y creo que debería.
Muchos títulos, entre ellos La guerra y la paz.
● Lo que estoy leyendo.
Correo literario, de Wislawa Szymborska.
● La joya de mi biblioteca es…
El principito en muchos idiomas, incluido chino, y una edición muy vieja de Boquitas pintadas.
● Mi rutina para escribir consiste en…
Estar presente y atenta al mundo y a lo que me pasa con el mundo hasta que aparezca algo que me conmueva. Me cuesta escribir si no hay algo que me absorba de antemano.